viernes, 18 de junio de 2010

Una reforma no tan urgente

Una parte muy importante de la reforma laboral del gobierno se apoya en el contrato de fomento de empleo. Las novedades en este contrato no producirán efectos inmediatamente, sino a lo largo de los años.

Los primeros despidos a los que se aplicará la nueva normativa no se producirán hasta junio de 2011. Los efectos realmente trascendentes aparecerán en los contratos de fomento con cuatro o cinco años de antigüedad, es decir, a partir de 2014 ó 2015.

Además, estos contratos, en un primer momento, serán una proporción muy pequeña de los que haya en vigor, y sólo se irán generalizando a medida que las empresas vayan contratando nuevo personal. Es decir, que la transformación de las relaciones laborales no será seria hasta, por lo menos, 2015, o incluso más allá.

Habrá que ver si la regulación que hoy ha entrado en vigor se mantiene durante tanto tiempo, o si se volverán a introducir cambios.

Yo no tengo una bola de cristal, pero veo dos problemas que me hacen pensar en nuevos cambios. El primero es la tramitación parlamentaria ese verano; no dudo que se introducirán enmiendas, tal vez muy importantes.

El segundo problema, más a largo plazo, es que de nuevo se crean dos categorías de trabajadores. Los que tengan contrato ordinario (los 45 días) tendrán una protección de primera; los de fomento (los 33 días) tendrán una protección, como mucho, de segunda. No sé si esta nueva dualidad se podrá mantener indefinidamente.