martes, 15 de junio de 2010

El día antes del decreto de reforma laboral

Ahora todo el mundo ha tenido unos días para leer con calma el borrador que publicó el gobierno, y el gobierno está recibiendo críticas de todas partes.


El borrador del gobierno no es más que un conjunto de parches. Ya hace muchos meses que se discute sobre las reformas necesarias, pero parece que no ha servido para nada. El gobierno no tiene ninguna idea clara de cómo quiere que sean las relaciones laborales en España. De ahí que se limite a ir retocando las figuras que ya existían, supongo que con la esperanza de que sirva para algo.


Un buen ejemplo es la regulación del coste del despido. En lugar de proponer un modelo (y le han sugerido varios), el gobierno prefiere hacer ajustes en tres figuras diferentes (el despido objetivo, el contrato de 33 días y el contrato temporal). La reforma del despido objetivo y la del contrato temporal son tímidas; el contrato de 33 días es una medida provisional que se va eternizando.


Esto no quiere decir que la reforma no vaya a producir efectos. Lo que significa es que seguramente el propio gobierno no tiene una idea muy clara de cuáles van a ser.


Parece que los partidos han obligado al gobierno a tramitar la reforma como proyecto de ley. Seguramente, esa tramitación permitirá estudiar más a fondo las reformas e incluir algunos de los muchos aspectos de los que el gobierno no se ha acordado. Sin embargo, sin el impulso del gobierno, no podemos esperar una reforma profunda que verdaderamente defina las relaciones laborales españolas para el futuro.