Esta deflación ya se está produciendo en el mercado inmobiliario, y, según parece, todavía no ha acabado. No estoy seguro de cómo, pero se producirá también en otros sectores: la actividad continuará frenándose hasta que los precios sean competitivos en el exterior.
2) Las exigencias de reducción del déficit público van a favorecer la deflación: menos renta disponible para impulsar el consumo, menos gasto público, menos inversión pública, posiblemente menos expectativas de beneficios para las empresas.
Los problemas de la banca tendrán el mismo efecto. Los grandes bancos españoles preferirán el negocio en el exterior a financiar la actividad económica en España.
3) Puede que, técnicamente, la crisis acabe pronto. Sin embargo, la recuperación será muy lenta. No tendremos crecimiento ni nuevo empleo hasta que los precios españoles se hayan ajustado.
Los niveles de desempleo seguirán siendo extraordinariamente altos durante años, quizá muchos años.
4) Y una duda:
España ya ha exportado mano de obra en crisis anteriores. Es posible que lo vuelva a hacer. La obsesión por la propiedad de la vivienda dificulta la emigración de muchos trabajadores, españoles y extranjeros, pero la pérdida de valor de las viviendas y el peso de la deuda hipotecaria puede romper esas ataduras.