domingo, 17 de agosto de 2014

De qué crisis hablamos?


















En este verano de 2014 van apareciendo noticias poco halagüeñas sobre la economía española. En julio, el paro ha descendido; hay 29,841 demandantes de empleo registrados menos que el mes anterior. La mejoría es del 0,7 % sobre el total de 4,4 millones de parados; a este ritmo, sólo tardaremos 6 años y 10 meses en llegar al nivel de 2 millones.


Para alcanzar ese modesto objetivo, los españoles (algunos, claro, no todos) habremos de sufrir mucho. Actualmente, el índice de cobertura de las prestaciones por desempleo es del 58,8% (contra un 61,9% un año antes, unos 135,000 más) Ello significa que unos 2 millones de desempleados no tienen ningún ingreso, ni siquiera el subsidio de 400 €, y que el problema, en vez de aliviarse, se sigue agravando cada mes. Con sus familiares y dependientes, podemos estar hablando de unos cuatro millones de españoles, en torno al 8% de la población ¿Cuántos años faltan para que se elimine esa bolsa de miseria?

El problema es aún peor. El número de parados de larga duración ronda también los dos millones. A los seis meses de estar desempleado, el trabajador ya está perdiendo cualificación profesional. A los dos años, su formación y su experiencia laboral han perdido la mayor parte de su valor. Habiendo otros dos millones de parados más recientes, la realidad de los parados españoles de larga duración es que casi ninguno de ellos encontrará un empleo y, si lo consigue, será con un salario muy inferior a su cualificación profesional.

Obviamente, todos estos problemas se conjugan: el paro no desciende, los parados se eternizan y pierden las prestaciones; y, además, se concentran sobre las personas más difíciles de recolocar: los trabajadores de más de 50 años. El último tramo de su vida laboral es un tormento de paro, trabajos mal pagados y subsidios miserables. Este periodo de hecatombe económica y humillación personal es el que la Seguridad Social tomará como base para el cálculo de la jubilación. Si no concurre ninguna catástrofe adicional, el trabajador podrá, finalmente, obtener una jubilación mínima, de 600 o 700 € al mes.

Todo esto son obviedades. Su único interés es que no se dicen. Ni el gobierno ni la oposición, ni la prensa hablan en absoluto del problema que se está generando hoy y con el que habremos de convivir durante las próximas décadas. El trabajador que cumple cincuenta años y lleva dos parado en este 2014 corre un grave riesgo de no encontrar un buen sueldo en los próximos quince años; probablemente, aprovechará cualquier oportunidad para jubilarse anticipadamente, aunque eso reduzca su pensión; sea porque sus bases cotizadas habrán sido bajas, sea porque su jubilación es anticipada, o por ambas cosas, su pensión quedará cerca del mínimo, y así seguirá durante los quince años siguientes, hasta que se muera, aproximadamente a los 80 años.


Este es el panorama que contemplaremos durante los próximos treinta años; esta será la herencia de la crisis, a menos que nuestros gobernantes se pongan las pilas. Este es el rasero por el que deberemos medirles.