Javier
Marías se hace viejo, cascarrabias, cínico y guardián de las
esencias. Iker
Armentia lo explicaba muy bien, sin ser tan celebrado. En su
último
artículo, el insigne académico se digna darle clase no sólo a
las feministas, sino a todas las mujeres (menos a Soledad
Gallego-Díaz, quien quizá debiera ofenderse). El laureado
ex-oxoniano se aburre, porque las mujeres siempre le
hablan de lo mismo, o sea, de lo mal que se las trata. La
consecuencia es inapelable: De
tal manera que no es fácil interesarse por lo que escriben hoy
bastantes mujeres, si no hablan más que de algo ya aceptado por
todos y consabido.
O sea, que si el divino Javier ya te ha oído, no hace falta que
insistas, aunque ni él ni nadie te haya hecho ni
caso. En fin, supongo que esto también es perspectiva
de género.
martes, 26 de diciembre de 2017
lunes, 25 de diciembre de 2017
Percepción y estrategia
La
teoría de juegos
es una rama de la economía que estudia las decisiones en las que
para que un individuo tenga éxito tiene que tener en cuenta las
decisiones tomadas por el resto de los agentes que intervienen en la
situación. La teoría de juegos como estudio matemático no se ha
utilizado exclusivamente en la economía, sino en la gestión,
estrategia, psicología o incluso en biología.
La
teoría de juegos es completamente abstracta, pero enormemente
sugestiva. La suma
cero (o no cero), el equilibrio
de Nash y el dilema
del prisionero han revolucionado nuestra manera de pensar.
Un
aspecto de la teoría de juegos que no se comenta mucho es la
valoración de los resultados. En el gráfico aparece un ejemplo de
dilema del prisionero. Se dan unos valores para cada resultado y cada
jugador. Los valores del gráfico son inventados; su única función
es mostrar un ejemplo del dilema que funcione.
Sin
embargo, los valores podrían ser completamente distintos. Supongamos
que el prisionero 1 ya está acusado de otros delitos y pretende
llegar a un acuerdo con la policía para reducir el
conjunto de las penas que
le esperan. Entonces, el cuadro podría tener este aspecto:
El
juego ha cambiado completamente. Ahora no es un dilema del
prisionero. De hecho, no es ningún dilema. Cada jugador hará bien
en delatar al otro cuanto antes mejor.
Obviamente,
podemos introducir cualquier valor en cualquier casilla. Basta con
suponer que la policía promete otros resultados distintos para cada
opción.
Se
puede introducir una complicación en el ejemplo. Supongamos que el
jugador 2 cree que la policía tiene interés en agravar la pena del
jugador 1, y está dispuesta a llegar a un acuerdo para conseguirlo.
Entonces nos aparecen dos cuadros:
Naturalmente,
está por ver qué piensa la policía. En realidad, el principal
problema de los jugadores es saber cuáles son las reglas del juego.
A estas alturas, el detective matemático se debe estar divirtiendo
de lo lindo.
De
estos sencillos ejemplos se desprenden dos enseñanzas: 1)
Quien gobierna las reglas domina el juego
y 2)
Es esencial valorar correctamente la situación estratégica.
Por
supuesto, debe ser posible construir una matriz que comprenda las
tres reglas posibles. Pero eso lo dejo para los que sepan de
matemática.
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